2018 Aston Martin Vantage GasolinaT. V8 32V

2018 CHRIS CHILTON/J.M & Drive-my

Han pasado 13 años desde que la fi rma británica sacara el último Vantage y las sensaciones que proyecta la estilizada fi gura del nuevo prometen emociones fuertes, tanto en carretera como en circuito pero, ¿estará a la altura de las expectativas?


En Busca De La Gloria


2018 Aston Martin Vantage

 

2018 Aston Martin Vantage


Los tiempos en los que David Brown lideraba Aston Martin –desde 1948 hasta 1972– han quedado atrás. Sin embargo, sus siglas más icónicas han perdurado. Es el caso del vehículo que probamos hoy. En aquellos años, el apellido Vantage se reservaba para los productos más especiales de la marca. Hoy en día, sin embargo, representa el modelo de acceso a la gama.

Esto no le resta importancia, pero es cierto que cuando este nombre volvió a la palestra en 2005, ni su potencia ni sus habilidades iban acordes a lo que se suponía que tenía que ser un Vantage. Fue entonces cuando la irma inglesa decidió introducir una variante V12 para poder cumplir con las expectativas generadas. Mucho ha llovido desde entonces y los modelos que no dejaron un buen sabor de boca han dado paso a un producto nuevo, en busca de la gloria perdida, derivado directamente del DB11. Para comprobar esto mismo nos hemos ido hasta el circuito de Portimão en Portugal.


2018 Aston Martin Vantage

 

AERODINÁMICO. Su perfil de corte clásico parece que va a atravesar cualquier obstáculo como lo haría una flecha.


Diseño con toques clásicos

Analizando el exterior, nos damos cuenta de que sigue manteniendo detalles inherentes en la marca al paso del tiempo. Un ejemplo claro de esto es la parrilla frontal, donde su forma sigue la inspiración de modelos de los años 40. Su lateral continúa con esta estética, remarcando un peril elegante y esbelto con ecos del pasado de Aston. Su trasera, sin embargo, le acerca más a la modernidad haciendo uso de una ‘cola’ levantada y un difusor.

Su morro, asimismo, combina una nariz ancha con unas luces pequeñas, dándole una imagen muy característica. Antes de pasar a su interior abrimos las puertas y nos damos cuenta que se abren como en otros Aston, con un arco ligeramente hacia el cielo y con un poco de esfuerzo. Una vez dentro percibes cómo la Alcántara y la ibra de carbono lo envuelven todo, desde los relojes del cuadro de mandos hasta la columna central del vehículo.

Si comparamos el interior del Vantage con el del DB11, este último apuesta por la elegancia sobria, claramente enfocado hacia un comprador más maduro y veterano. El Vantage, por su parte, emite esas vibraciones propias de los deportivos en los que sólo te apetece escapar a un circuito a exprimir todo su potencial. Echando un vistazo a su consola central podemos observar que ésta está llena de botones. Hay tantas ruletas –controles del clima, interruptores para la transmisión, el encendido…– que inclinarse para ubicar una de ellas es como mirar una telaraña.

No podemos decir que la ergonomía sea muy buena. La cordura en toda esta confusión la pone el sistema multimedia, una combinación de pantalla central superior y un controlador giratorio ubicado en el túnel central cortesía de Mercedes. Aunque algunos compradores preferirían una pantalla táctil, la funcionalidad es bastante buena. Los gráicos son especíicos de Aston, así que puedes olvidarte en gran medida de sus orígenes.

Pero lo menos importante es la pantalla central. Al in y al cabo lo que realmente nos interesa se ubica bajo el capó. Al pulsar el botón de encendido escuchamos la erupción de un sonido que nos resulta familiar. Y es que, en esencia, se trata del mismo V8 4.0 litros que impulsa al Mercedes-AMG GT, aunque Aston ha decidido sustituir el sistema de cárter seco por uno tradicional húmedo.


2018 Aston Martin Vantage interior

 

2018 Aston Martin Vantage interior


Potencia a raudales

La irma británica hizo debutar este motor con el DB11, pero con los 231 kilos menos que pesa el Vantage, su agilidad en reviradas carreteras se vuelve mayúscula. En términos de peso-potencia, ni siquiera el todopoderoso DB11 V12 puede tocarlo. En la actualidad, estamos acostumbrados a que los modelos recién llegados mejoren por pocas décimas los registros de sus antecesores. Por ejemplo, el Ferrari Portoino es 0,1 segundos más rápido en el 0 a 100 que el California T al que reemplaza. Sin embargo, con el Vantage no es así. Este logra mejorar 1,1 segundos la marca.

Y es que en lugar de los cerca de 450 caballos que desarrollaba el viejo V8 atmosférico, el nuevo bloque ofrece 510 caballos entregados a la mitad de revoluciones que su antecesor. Y las sensaciones son muy positivas. De hecho, sientes la urgencia, cada vez que puedes, de pisar el pedal derecho, ya sea aplastándolo desde parado o con una dosis extra de adrenalina a velocidades que hubieran puesto al anterior Vantage con la cara roja. Cuando miramos la pantalla digital, somos conscientes de que estamos yendo a un ritmo muy elevado mientras paseamos por las desiertas autopistas de Portugal.

Su velocidad máxima se encuentra en los 314 kilómetros por hora, pero parece que nadie se lo ha dicho por la forma en la que el Vantage sigue empujando. Su antecesor tocaba techo a los 305, lo cual no dista mucho de lo que sucede ahora, excepto por el esfuerzo que supone llegar hasta ahí. Esto podemos agradecérselo a los dos turbocompresores BorgWarner acurrucados cómodamente entre las dos bancadas del V8. Este diseño, con un recorrido de admisión corto, trata de reducir al mínimo el lag, aunque la respuesta del acelerador no es la misma que la del viejo bloque atmosférico.

Además, dichos turbos también camulan la brutalidad del bloque, pero no el volumen absoluto de los ruidos que se iltran a la cabina. No obstante, el motor suena lo suficientemente diferente para demostrar que no es un AMG. Podemos decir que es menos hot rod y más alta costura. Pero, pese a lo bueno de su propulsor, el Aston no es escabrosamente rápido. Sus 510 caballos no son estratosféricos para un auténtico supercar; en cambio sus 1.630 kilos sí lo son.

Los 3,7 segundos que tarda en alcanzar los 100 kilómetros/hora son superados por modelos que cuestan menos que él, como Porche 911 Carrera GTS, Chevrolet Camaro ZL1 o el monstruoso BMW M5. Sin embargo, dentro del Vantage te sientes lo suicientemente importante. Es más que un simple vehículo que te lleva hasta la línea de meta.


2018 Aston Martin Vantage

 

Puede que el 911 sea más rápido pero no te va a ofrecer la misma exclusividad


Con paso firme

Portimão tiene el encanto de los sitios peculiares, que te hacen dar la vuelta para volver a disfrutarlos. Sus vías son rápidas y lo suicientemente lisas en la mayoría de tramos, lo que te incita a pisar al máximo el acelerador. Pero también debes tener cuidado porque sus carreteras están salpicadas de hoyos al azar y extraños baches. En un par de ocasiones, nos encontramos con esas imperfecciones ocultas; son molestas, pero el Vantage se desliza sobre ellas como si estuviera suspendido en las nubes.

Es asombroso. Puede que hablar de lo bien que se maneja un vehículo de 178.000 euros no sea importante para algunos, pero realmente lo es. Por ejemplo, tener un tren trasero bien afinado a la hora de exprimir su rendimiento se convierte en una cuestión clave con este tipo de vehículos. Y en este sentido no decepciona. Y se lo debemos en gran parte a que, montado sobre las ruedas traseras, está la excelente caja automática ZF de ocho relaciones, operada por unas exquisitas levas de aluminio fijas en la columna de dirección.

Puede que no sea tan efectiva como la PDK de Porsche, pero el convertidor de par se transforma en un gran aliado cuando entramos en la ciudad. Y con los modos de conducción Sport Plus o Track, el cambio no tiene problemas en predecir tu próximo movimiento. Al igual que en el DB11, el Vantage cuenta con dos botones en la parte superior del volante que permiten regular los ajustes de la suspensión –parte izquierda– y la respuesta del acelerador, dirección y transmisión –zona derecha–.

Tal es el equilibrio entre la transmisión y la suspensión, que no hay problema en seguir acelerando incluso cuando estás apoyado en una curva. Encontramos algo de balanceo en la carrocería pero nada de subviraje, por lo que puedes estrujar el pedal del acelerador y sentir cómo las ruedas traseras se cargan a medida que las curvas se van abriendo. Lo realmente divertido es sentir esos pequeños bailes en el umbral del agarre.

Movimientos que muestran una distribución de pesos del 50:50, que permiten un sobreviraje neutral y leve, con casi ninguna pérdida de empuje. En el circuito de Portimão, las vueltas rápidas suceden con facilidad. Este lugar tiene muchos cambios de rasante y vértices que te permiten aprender y mejorar tus habilidades. Con el ESP activo y los amortiguadores ijados en su posición más irme, rápidamente te darás cuenta de cuánto puedes exprimir su tren delantero. Y puedes exigirle mucho, teniendo en cuenta el peso y una pista que carecía de goma.


2018 Aston Martin Vantage

 

CARRETERAS ÚNICAS. Portugalnos sorprendiópor suscuidadas carreteras,en lasquepudimos exprimirel Vantage a fondo.


Un deportivo único

Los frenos también están a la altura. Con los carbocerámicos como opción, los de acero estándar son heroicamente fuertes y tienen un tacto muy bueno bajo el pedal, por lo que nos preguntamos por qué alguien se molestaría en cambiarlos. El área donde el Vantage no ha dado un salto hacia delante es en la dirección. No te confundas: es genial.

Sin embargo, nos ha faltado algo de tacto. A veces nos preguntábamos si Aston Martin podría salir por sí mismo de las cuerdas y parece que lo ha hecho. Sabemos que un 911 Turbo podrá ser más rápido, pero este coche es un oponente más distintivo y más especial.

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